Nicaragüenses exiliados denuncian la represión del régimen de Daniel Ortega contra las voces críticas en el extranjero, e insisten en la necesidad de la ayuda de la comunidad internacional.
«El régimen de Daniel Ortega está enviando un mensaje a la población entera de que no va a tolerar la más mínima acción de disidencia, tampoco fuera del territorio nicaragüense», dice el defensor de derechos humanos Juan Carlos Arce.
Desde la vecina Costa Rica, en donde vive exiliado, condena firmemente la más reciente acción del gobierno de Ortega, que este miércoles publicó una lista con los nombres de 94 opositores a los que declara traidores a la patria y a quienes retiró la nacionalidad nicaragüense. El 90 por ciento de los afectados vive, desde hace años, en el extranjero.
«La última acción está dirigida contra el exilio, una voz potente, legítima, la única voz en este momento que podía hablar, porque en Nicaragua no puedes hablar sin que haya represalias inmediatas», sostiene Arce en entrevista con.
«No iba a volver a guardar silencio»
«Primero sentí tristeza por Nicaragua, luego sentí temor por mi familia, que todavía está en Nicaragua, y que podría verse afectada por la confiscación de mis bienes», cuenta a DW Ernesto Medina, académico nicaragüense, que recibió la noticia de su destierro en el exilio en Berlín. «Luego sentí una especie de alivio, porque tomé la decisión de venirme a Europa sabiendo que era el precio que tenía que pagar para poder sentirme libre y hablar lo que pienso y opino sobre Nicaragua», prosigue.
«Yo vengo del sandinismo, le entregué los mejores años de mi vida a la revolución, y siento cierta responsabilidad por el fracaso de la revolución sandinista», dice el exrector de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua y de la Universidad Americana. Medina lamenta no haber alzado la voz cuando se dio cuenta de que algunas cosas no funcionaban bien: «Siempre puse la idea hermosa, maravillosa de la revolución por encima de todo, y no me atreví a cuestionar las decisiones de los dirigentes, que siempre creí infalibles».
El exrector nicaragüense asegura que, después de la represión estatal en 2018, se prometió que «no iba a volver a guardar silencio».